lunes, 30 de septiembre de 2013

Oxitocina, la “hormona” que ayuda a socializar





La oxitocina, llamada también la “hormona del amor”, está, como es bien conocido, en el lado de “los buenos” junto con sus compañeras, la serotonina y endorfina. Éstas, como una armada a favor del bienestar interior, se juntan para mantener la estabilidad emocional y la felicidad en el individuo.
Lenin Torres, experto en psiconeurolingüística y autor del libro El despertar de tu conciencia, asegura que la oxitocina se activa a través del contacto físico y sus beneficios son bastante amplios, como su acción antiestrés y reduce la sensibilidad al dolor. “A través del contacto humano la oxitocina comienza a segregarse en el cuerpo, y disminuye los estados depresivos”, explica.
Estos aspectos han animado a investigadores de la Universidad de Stanford (EE UU) a estudiar el campo de este neurotransmisor y demostraron que la oxitocina sería una llave para controlar enfermedades como la depresión, esquizofrenia, y autismo. Todas éstas, generan dificultades a quienes las padecen para establecer relaciones sociales.
Los científicos han concluido que la hormona del amor juega un papel relevante en la formación y mantenimiento de los lazos que se crean entre una madre y un hijo, así como en los apegos sexuales. Lo que hasta ahora no estaba claro era qué rol tenía en otros aspectos de la socialización, como pasar una tarde con los amigos.
Para realizar la investigación, se estudio el comportamiento de ratones.
“En realidad no se sabía lo que intercedía para tener una recompensa social y ni siquiera era seguro que la oxitocina jugara un papel, debido a que los ratones no se casan. Los ratones no buscan una pareja y se quedan con ella de por vida, son promiscuos”, explicó el doctor Robert Malenka, jefe del estudio.
Los resultados fueron que comprobaron que a los ratones les gusta jugar y compartir con sus compañeros porque también tienen receptores de oxitocina en un lugar clave del núcleo accumben (región del cerebro crucial para los sistemas de recompensa) y que el bloqueo de esta hormona disminuye significativamente el apetito de socialización de estos animales.
La “hormona del amor” es el foco de un escrutinio intenso debido a su aparente papel para establecer la confianza entre las personas, y en ensayos clínicos se ha administrado a niños con trastornos de autismo.
Los hallazgos no solo ofrecen validez a las pruebas que ya se están haciendo con oxitocina en pacientes autistas, sino que también sugiere posibles nuevos tratamientos para este tipo de trastornos neuropsiquiátricos.
“Lo que sugiere este estudio es que quizás la oxitocina, en combinación con antidepresivos, puede funcionar bien”, refirió Malenka.


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